
Se conoce a los cristales Swarovski al resultado una aleación de vidrio y óxido de plomo que, tras un corte de precisión realizado con técnicas patentadas por esta compañía, otorga un singular e intenso brillo que no encontramos en ningún otro cristal del mundo. Esto hace que, codiciados en todo el mundo de la moda, se utilicen como accesorios en joyas, elementos decorativos o vestuarios especiales: en ningún caso para sentarse encima.
Sin embargo, esto mismo fue lo que decidió hacer un turista en la casa-museo del Palazzo Maffei de Verona, un reconocido espacio con obras de pintores como Picasso, Magritte o Hokusai. Fue allí donde dos turistas, según han captado las imágenes de seguridad, se cruzaron con la silla Van Gogh, una pieza cubierta de cristales Swarovski creada por el famoso artista Nicola Bolla. Fue entonces cuando, para sacarse una fotografía, el hombre decidió sentarse sobre ella, rompiéndola al instante.

El vídeo, compartido por el propio museo y difundido por varios medios de comunicación, muestra que la falta de los turistas va mucho más allá. Y es que, tras la ruptura de la silla, la mujer que estaba sacando la fotografía parecía estar más interesada en seguir capturando el momento que en atender al daño que se le había realizado a la obra.
Estas imágenes fueron las que hicieron que desde el museo se decidiera compartir el vídeo junto a un comunicado donde expresaban su profundo malestar por “el comportamiento irrespetuoso” que había perjudicado seriamente “la integridad de una obra de arte”. Así, desde el Palazzo Maffei señalan cómo los turistas esperaron a que el personal de seguridad no estuviera presente para sacarse esa “fotografía espectacular” que acabaría fatalmente para la silla Van Gogh.
Se desconoce la identidad de los dos turistas responsables del daño. Después del suceso, no se han revelado los nombres ni se conoce si las autoridades locales han logrado ubicar a la pareja involucrada. De ser así, estos podrían enfrentar una importante sanción económica por dañar una obra cuyo valor estimado es de, como mínimo, 43.000 euros.

Tras el incidente, el proceso de restauración de la dañada silla se ha convertido en una prioridad para el equipo del museo y sus colaboradores. Durante varios días, la preocupación predominante ha sido si la obra de arte podría finalmente ser salvada, algo que se ha conseguido gracias a los esfuerzos conjuntos de los restauradores y el personal de seguridad.
Así, la casa-museo ha expresado públicamente su agradecimiento a quienes participaron en la recuperación de la silla. De hecho, la institución ha decidido aprovechar este suceso para lanzar una campaña de concienciación que subraye el valor de las obras de arte y el respeto que debe mostrarse ante piezas históricas y artísticas, de cada a fomentar una mayor responsabilidad y aprecio por lo que se expone en los museos.